Ayuno y abstinencia son dos prácticas que la Iglesia Católica manda a los fieles durante Semana Santa.

La abstinencia consiste en que los católicos no coman carne. Se trata de una práctica que significa penitencia.

El hecho de no comer carne rojo se origina en que anteriormente se consideraba muy costoso y suculento.

La privación de la carne era una forma de abstinencia y ayuno.

Esta medida está implementada en el Código de Derecho Canónico que señala: “todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia”, con el fin de que “se nieguen a sí mismos”.

El canon 1249 señala que “Para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad”.

La abstinencia está indicada para las personas de 14 a 59 años.

¿Cuándo no se come carne?

Todos los Viernes de Cuaresma y el Viernes Santo. Respecto a la abstinencia el Canon 1251 señala que:

"Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo".

¿Se puede comer pollo en Semana Santa?

Sí, durante Cuaresma y Semana Santa los católicos pueden consumir pescado o mariscos. También está permitido comer pollo o huevo.

Ayuno y abstinencia

El ayuno es otra práctica que dicta la Iglesia católica. Este consiste en reemplazar la comida fuerte del día por pan y agua.

Los católicos de 18 a 59 años están obligados a practicarlo el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

¿Es pecado comer carne?

No. La Iglesia Católica señala que la abstinencia puede ser de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal.

Se puede practicar la abstinencia con comidas que nos gusten mucho, como los dulces, postres, chocolates, frituras, entre otros.

También se invita a la oración, la mortificación y la caridad. Por mortificación se entiende realizar sacrificios, aunque sea pequeños, para Dios, como un gesto de humildad. Un ejemplo de mortificación sería abstenerse de usar celulares o tablets durante un par de horas.

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