Un mito y tradición que ha trascendido hasta la fecha es la de enterrar un cuchillo en el suelo para evitar que llueva. Esto, sobre todo, en ocasiones especiales como eventos sociales que se realizan al aire libre y cuyo desarrollo podría afectarse por la precipitación pluvial.

La costumbre se relaciona con el hecho de que uno de los primeros elementos que logró elaborar el hombre fue un instrumento punzocortante, tipo daga, con la que comenzó a ejercer su supremacía.

Y es utilizada como una señal hacia la naturaleza, pero debe aplicarse, de acuerdo con la tradición, desde el momento en el que comienzan a agruparse las nubes con lluvia en el firmamento, lo que se asocia con una disminución en la temperatura y el incremento en la percepción de humedad en la zona.

Existen referencias de que, durante la , quienes se dedicaban a la agricultura recurrían a enterrar elementos punzocortantes (dagas, puñales o cuchillos) en la tierra para proteger los cultivos de las tormentas.

Y esa práctica pasó durante siglos, de generación a generación, como un elemento de probada efectividad.

En la actualidad, el recurso se ha adaptado incluso al entorno urbano. Hay personas que clavan un cuchillo en una maceta o en una parte del patio con la intención de alejar la .



Incluso, en redes sociales se ha documentado cómo los asistentes u organizadores de conciertos al aire libre o eventos sociales entierran cuchillos para tratar de alejar la lluvia o, al menos, lograr que no sea fuerte.

Lo evidente es que, al funcionar en algunas ocasiones, su éxito se ha propagado entre la población.

Quienes recomiendan hacerlo, destacan la importancia de clavar el cuchillo en la tierra desde el momento en que comienza a nublarse el cielo.

Mito o realidad, pero nunca falta quien recomienden, incluso enterrar varios cuchillos, dirigidos hacia los puntos cardinales o bien en la zona donde se espera evitar que llueva.

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