Hasta antes de noviembre de 2019, Cristian Conde, conocido como Cristian con D en YouTube, era un usuario más de la red social con algunos videos sobre el lugar en el que vive y su vida diaria como migrante poblano en la Unión Americana.  

Los fuegos artificiales del 4 de julio en Kansas, Misuri, el arreglo de máquinas cortadoras de pasto con las que trabajaba y un desfile del 16 de Septiembre eran parte de sus publicaciones.

En ese entonces no tenía miles de seguidores en sus redes sociales y tampoco era conocida su historia como migrante originario de Atlixco, Puebla, que viajó a Estados Unidos en busca de una mejor oportunidad.

Sin embargo, desde el 2 de noviembre de 2019 comenzó una aventura que lo ha posicionado como un creador de contenido creativo que recoge la basura que desechan los millonarios en Estados Unidos y él les da una segunda vida.

Ese día, relató que alguien le habló de una venta de productos en su casa y a partir de ahí inició con una colección de más de 300 videos.

De inicio sólo se concentraba en lo que las personas de Estados Unidos tiraban a la basura, pero después se especializó en hurgar en los botes de las casas donde viven los millonarios.

En su búsqueda ha encontrado ropa, juguetes, joyeros, muebles y hasta electrodomésticos nuevos en caja e incluso, pequeños autos eléctricos, entre otros atractivos.

Gran parte de la mercancía la pone en venta de garaje y previamente la acondiciona para que alguien más pueda reutilizarla.

También son populares sus videos donde muestra cómo ha decorado su propia casa a partir de la “basura” que recupera.

Su buen ojo para encontrar lo que él llama tesoros va acompañado de un carisma que lo ha hecho ser querido en las redes sociales con frases como "Qué bonito es lo bonito".  

Entre sus seguidores hay gente de Puebla y otras partes de México que con regularidad lo saludan, pero también de otros países del continente como Perú, donde siempre destacan la riqueza que se puede encontrar en los desechos.

Incluso su carisma y buen humor lo ha hecho encontrarse con otros poblanos que les cuentan sus anécdotas en la Unión Americana o hacer amistad con gringos que terminan por regalarle las cosas que iban a desechar.

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